Un periodo dedicado a ellos.

No me gusta aparecer en las redes sociales. Entiendo que a veces mostrar la cara puede ser necesario, pero no me gusta. Por lo tanto, publicar mi foto con el maquillaje que mi nieta me está aplicando generosamente en la cara ha sido un poco difícil. Pero lo hice por una buena causa, para explicar un factor educativo que descubrí recientemente: el tiempo dedicado al niño – y solo a él –.

Esto consiste en dedicar un tiempo establecido al niño y dejarle hacer lo que desee, sin que haya destrucción, participando si lo desea. El tiempo puede ser media hora.

Aquí están los detalles de lo que hago: dedico un tiempo determinado (establecido con anticipación usando un despertador/timer para que mi nieta sepa cuándo termina) para dejarla hacer las cosas que decide hacer en mi compañía. Es muy útil y resulta en un niño social, que hace menos berrinches y en general es más fácil de gestionar. Además, abre la puerta a su confianza en mí.

El acuerdo establece que no se deben dañar personas, cosas o animales, no permito el uso de videos u otros dispositivos electrónicos que inhiban su creatividad, y paso 30 minutos con ella. Esto significa que nadie puede interrumpirme, que el teléfono está desconectado y que participo como sea posible.

Alguien podría responderme (alguna madre agobiada por mil compromisos, por ejemplo) que dedica todo el día a los niños. Los lleva a pasear, al gimnasio (cuando había gimnasios) o a la fiesta del amiguito, después de haber corrido a comprar el regalo necesario y así sucesivamente.

Sin invalidar los esfuerzos de cada uno en el cuidado de los niños, estoy hablando de ese tiempo que se dedica enteramente a él. Lo hice después de leerlo en un libro, descubrí su eficacia y pensé en compartirla.

Alguien podría ver en esta idea su casa destruida o la cena saboteada, pero recuerden el acuerdo mencionado anteriormente: en el tiempo dedicado a él o ella no debe dañar nada. Y parte del acuerdo podría ser que ya que ustedes le dedican 30 minutos para hacer lo que quiera, luego hará lo que ustedes pidan, siempre encontrando cosas que contribuyan y que sean factibles para él/ella (poner la mesa u ordenar sus juguetes o hacer un bonito dibujo para papá) equilibradas e incluyendo el concepto de intercambio: das algo a cambio de lo que recibes.

Alguien podría pensar que no tiene 30 minutos en un día. Esto también se puede hacer alternando los días, pregúntense cuánto tiempo se pierde teniendo un niño al que hay que repetirle que se lave las manos y venga a la mesa, o cuánto tiempo se pierde limpiando el desorden que ha dejado.

Y admitamos que realmente no tienen el tiempo requerido, consideren este tiempo como tiempo para ustedes – sí, para ustedes padres de familia- porque un niño amable, colaborativo y feliz es aquel por el que están haciendo horas extras en el trabajo, los pasteles y corriendo a las fiestas de sus amigos.

Un niño colaborativo y amable no les hará esperar por la mañana cuando tienen prisa, no les manchará con el helado cuando van a la fiesta familiar con el vestido que adoran y que a las seis de la mañana se preocuparon por planchar, y les hará mimos cuando se sientan cansados por la noche.

Sin embargo, no crean lo que escribo. Pruébenlo solo por una semana: dediquen tiempo a lo que ellos quieran hacer sin compromisos ni interrupciones. El resultado lo verán por ustedes mismos.

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